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CALLES DE VILLA JUANA

Las calles de mi barrio
Autor: Laddy Cortorreal
www.villajuana.org


La asignación de los nombres de las calles es facultad de Los Ayuntamientos, mediante la aplicación de la Ley 3456, que hace referencia a la Organización del Distrito Catastral, de fecha 21 de diciembre del 1952.

La Ley 5622 Sobre Autonomía Municipal, del 14 de septiembre del 1961 y la Ley 2439 Sobre Asignación de Nombres, de fecha 8 de julio de 1950.

Para hablar de calles, especialmente si se menciona donde comienzan y donde terminan, es obligatorio saber el límite del barrio en el cual vamos a referenciar las calles en cuestión. Según la Ley 3456 que hace referencia a la Organización del Distrito Catastral, nos dice que Los Ayuntamientos en el caso nuestro el del Distrito Nacional, debería tener totalmente claro donde comienza y termina un barrio.

Hacemos este comentario, porque en nuestras investigaciones el mayor problema que confrontamos es ciertamente, no haber encontrado los lĆ­mites claros en este caso de Villa Juana.

Veamos lo que conseguimos en la oficina de atención al ciudadano, del Ayuntamiento de la ciudad mÔs vieja del nuevo mundo.

Los lĆ­mites de Villa Juana, son los siguientes:

NORTE: Pedro Livio Cedeño, desde la Av. MÔximo Gómez, hasta la calle Hermanos Pinzón.
SUR: Av. San Martín, desde la Av. MÔximo Gómez, hasta la calle Manuel Ubaldo Gómez.
ESTE: Calle Manuel Ubaldo Gómez, desde la Pedro Livio Cedeño con Hermanos Pinzón, hasta la Av. San Martín.
OESTE: Av. MÔximo Gómez, desde la Pedro Livio Cedeño, hasta la Av. San Martín.
Nota: cuando escribĆ­ el libro “Memorias de Villa Juana”, en el aƱo 1996, el Ayuntamiento del Distrito Nacional ofreció estos lĆ­mites: (pĆ”g. 11).
Norte : Pedro Livio CedeƱo.
Sur : Avenida San MartĆ­n.
Este : Manuel Ubaldo Gómez.
Oeste : Av. MÔximo Gómez.

Aunque algunos entendidos afirman que despuĆ©s del aƱo 1987, con la construcción del proyecto residencial y comercial, denominado “Proyecto Villa Juana – Villa Cosuelo”, la modificación en lo referentes a los lĆ­mites de estos dos barrios, fueron alterados automĆ”ticamente.

Aunque la Sala Capitular del Distrito Nacional no ha emitido ninguna resolución haciendo referencia a esta situación, y que el plano original del 11 de julio del año 1947, no ha sido modificado oficialmente, dejando al libre albedrío todo lo relacionado a los límites entre estos dos barrios.

Veamos lo importante de aclarar esta situación, si en Villa Juana o Villa Consuelo, se decide realizar un censo, para determinar la realidad habitacional, o la comercial, o si queremos saber cuÔntos niños menores de 12 años tenemos, o mÔs bien, cuÔntos envejecientes existen, para determinar la capacidad para un albergue.

Podemos ver, que se complicaría la situación si no tenemos claro donde comenzamos o donde terminamos como barrio. Se ve algo sencillo, pero no lo es, los límites, son y serÔn de importancia vital para desarrollar un Ôrea geogrÔfica.

La capacidad habitacional, da poder político, la capacidad de infraestructuras comerciales dan poder económicos, y para determinar la primera o la segunda, es obligatorio saber donde comenzamos y donde terminamos.

Por razones obvias, tenemos que aceptar los lĆ­mites que el Ayuntamiento dice y afirma que son.

El inicio
En el aƱo 1940, se comenzaron a dar los primeros pasos para parcelar este vasto territorio, y asĆ­ dar inicio a la fundación de un barrio organizado territorialmente. El nombre inicial con el que la Sala Capitular del Ayuntamiento de Distrito Nacional le bautizó fue con el de “Reparto Villa Juana”.

El Presidente de la República a la sazón, el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, personalmente hizo saber al agrimensor José FernÔndez, que las calles deberían ser anchas y con aceras amplias, para que se permitiera una buena circulación tanto vehicular como peatonal, que ademÔs se facilitara la siembra de Ôrboles.

En general, las calles de mi barrio (sector capitalino), se mantienen siempre en buen estado. Su localización céntrica lo hace merecedor de ciertas facilidades que otros no tienen. Un aspecto interesante, que podemos señalar con respecto a las calles de Villa Juana, es que sus nombres estÔn asociados a personajes de grandes hazañas y relevancia histórica.

Calles del sector de Norte a Sur
1. MÔximo Gómez
2. Vigil DĆ­az
3. Osvaldo GarcĆ­a de la Concha
4. Summer Welles
5. Alonso de Espinosa
6. MarĆ­a Montez
7. Calle Moca
8. Juan Erazo
9. Calle Seibo
10. Marcos Adón
11. Av. Expreso V Centenario
12. Manuel Ubaldo Gómez

Calles del sector de Este a Oeste
1. San MartĆ­n
2. José de Jesús Ravelo
3. Profesor Amíama Gómez
4. Tunti CƔceres
5. Francisco Villaespesa
6. Mauricio BƔez
7. Calle Paraguay
8. FernƔndo Arturo LogroƱo
9. AmƩrico Lugo
10. Marcos Ruiz
11. Pedro Livio CedeƱo
12. Calle Charles Piet - transversal
13. Calle Hermanos Pinzón –transversal-

La calle Charles Piet (en la antigüedad llamada Camino Chiquito) es una de esas calles que su trayecto es raro, al no estar orientada ni de Sur a Norte, ni tampoco de Este a Oeste, ya que es una calle transversal. Comienza en la calle María Montez y termina en la calle Seibo.
En el pasado, la calle Charles Piet servía de enlace para llegar hasta Villa Mella. De la misma manera podemos citar la calle hermanos Pinzón, que al igual que la Charles Piet, es de orientación transversal, y que dentro del territorio villajuanense comienza en la calle Manuel Ubaldo Gómez y termina en la calle Pedro Livio Cedeño.

Av. MÔximo Gómez
Esta importante avenida, es la que sirve a Villa Juana de limĆ­trofe al norte con el ensanche La Fe. Es una calle de vital importancia en lo relativo al comercio.
AdemĆ”s, esta avenida fue la seleccionada para el moderno transvĆ­a, llamado “Metro”. Es el sistema de transporte mĆ”s moderno que existirĆ” en la RepĆŗblica Dominicana.
Este moderno sistema de transporte ideado en el gobierno del doctor Leonel FernÔndez Reyna, quien tiene fuertes raíces de su infancia viviendo en este barrio de Villa Juana, de la misma manera quienes estÔn a cargo de dicha construcción, lo es el también villajuanense ingeniero Diandino Peña, ademÔs estÔ con gran cargo y rango de responsabilidad el también villajuanense ingeniero Leonel Carrasco. Como se puede notar, la presencia villajuanense en este gran proyecto de transporte tiene gran incidencia villajuanense.

Biografía de MÔximo Gómez

Ilustre dominicano quien luchó junto a José Martí, Antonio Maceo y otros grandes latinoamericanos, para lograr la independencia Cubana.

Nació en la comunidad de BanĆ­, en el aƱo 1836; militar de ascendencia espaƱola. A los 20 aƱos de edad se inició en la guerra en la “Batalla de SantomĆ©”. Aceptó la anexión como algo natural. Durante La Restauración y debido a los excesos de Pedro Florentino, en el Sur, decidió combatir a los patriotas restauradores. En el aƱo 1865 abandonó el paĆ­s junto a las tropas espaƱola de la cual era capitĆ”n.

Se estableció en Cuba como reservista; opuesto al tratamiento dado a los esclavos por los españoles. Se unió mÔs tarde a la conspiración en contra del régimen español de aquella isla. A partir del 1862 se unió a la guerra por la independencia cubana (Guerra de los 10 Años). Durante esta primera campaña, la estrategia y hÔbil dirección de MÔximo Gómez dieron importantes victorias al ejército independentista cubano. El machete se convirtió en una poderosa arma ofensiva contra los españoles.
Firmada la “Paz de Zajón”, MĆ”ximo Gómez ab
ndonó a Cuba, para formar parte del ejército Hondureño en 1879; a partir de 1882, se inician las relaciones entre José Martí y este ilustre hijo de Quisqueya.

Al tiempo que MÔximo Gómez profundiza sus relaciones con José Martí, estrechaba mÔs su amistad con Antonio Maceo, con quien inició una segunda campaña por la independencia de Cuba.

Esta campaña por la independencia cubana, por razones no muy claras, alejó al quisqueyano Gómez de José Martí hasta el año 1887. Estando Gómez en su país natal, fue cuando volvió a entrar en contacto con José Martí, y siete años después, se embarcaron desde hacia Cuba.

Fue en este momento que se inició la segunda campaña independentista bajo la dirección de MÔximo Gómez. Martí murió poco después en el año 1895, pero el dominicano condujo a los patriotas cubanos hasta la victoria. El 24 de febrero de 1897 entro MÔximo Gómez y su triunfante ejército a la Habana. El libertador de Cuba fue destituido poco después como jefe de las Fuerzas Armadas por negar su apoyo a un empréstito. Luego se resistió en el Calabazar Cuba, en el año 1905, no sin antes redimir al pueblo cubano del dominio colonialista español, hasta lograr su Libertad.

La avenida MÔximo Gómez comienza en la George Washington, y termina en la NicolÔs de Ovando. Luego, se prolongó hasta el puente de La Cementera. En el sector de Villa Juana, esta calle hace intersección con la calle San Martí, Tunti CÔceres, Peña Batlle, Mauricio BÔez, Paraguay, Américo Lugo y Pedro Livio Cedeño.
Calle Vigil DĆ­az

El nombre de esta calle es en honor a un dominicano que vivió para aportar su talento para las futuras generaciones. Poeta lírico y prosista. Otilio Vigil Díaz, nació en Santo Domingo, el 6 de abril de 1880. Poeta y narrador. Hijo de Francisco Vigil e Isabel Díaz. Cursó su educación primaria y secundaria en Santo Domingo, pero no siguió los estudios universitarios. Su paso por New York y Cuba y su estadía en París durante las primeras décadas del siglo XX, marcó su producción literaria. La literatura francesa del momento despertó en él un inquietante espíritu de renovación artística.

De regreso a la República dominicana fundó el Vedrinismo, primer intento de movimiento literario de vanguardia en la República Dominicana que abogó por la introducción del verso libre a la poesía nacional. A pesar de ser el único representante del Vedrinismo Vigil Díaz logró, con la publicación del poema "Arabesco" en 1917, que la poesía dominicana diera sus primeros pasos hacia la modernidad. Sus poemas y ensayos de opinión fueron difundidos en las revistas Cromos, Letras, La Cuna de América, Renacimiento, Cosmopolita, Bahoruco El día estético y Blanco y Negro. Durante varios lustros mantuvo la columna Fatamorgana, primero en el periódico Listín Diario, luego en La Opinión y finalmente en La Nación. En el inicio de su carrera literaria estuvo ligado al Postumismo, pero las diferencias estéticas con los postumistas, lo obligaron a distanciarse de dicho grupo.

Murió en Santo Domingo el 20 de enero de 1961.
La calle Vigil Díaz comienza en la avenida San Martín y termina en la calle Américo Lugo. En el sector de Villa Juana hace intersección con la Tunti CÔceres, Peña Batlle, Francisco Villaespesa, Mauricio BÔez y Paraguay y Américo Lugo.

POESIA. Góndolas. Santo Domingo: Imprenta Vda. Roques y CIA., 1913; Miserere patricio. Santo Domingo: Imprenta Vda. Roques y Cia, 1915; Galeras de Pafos. Santo Domingo: Edición libre, 1921. Del Sena al Ozama. Santo Domingo: Imprenta Vda. Roques y CIA., 1922; Música de ayer. Santo Domingo: Editora Montalvo, 1925.
CUENTO. OrƩgano. Santo Domingo: Imprenta Dominicana, 1949.
ANECDOTA. LilĆ­s y Alejandrito. Santo Domingo: Editora Montalvo, 1956.

VEDRINISMO. Tendencia literaria responsable de la introducción del verso libre a la poesía dominicana. El Vedrinismo no debe considerarse como un movimiento literario en sí, ya que los vedrinistas no elaboraron ni desarrollaron un plan de trabajo definido como lo hicieron los demÔs movimientos anteriores y posteriores a éste.

Vigil Díaz, su creador, se limitó a la búsqueda de una transformación formal en la poesía mediante la utilización del verso libre, olvidÔndose de que casi todo lo que se escribía en la República Dominicana en aquel momento estaba íntimamente ligado al modo de pensar europeo.

La estadía de Vigil Díaz en Francia lo puso en contacto con escritores vanguardistas que abogaban por el rompimiento total de las formas poéticas europeas vigentes, de quienes absorbió los modelos poéticos que posteriormente introdujo en la literatura dominicana.

Así lo expone en la introducción a su libro Galeras de Pafos: "Yo he tendido, por supervisión instintiva, a realizar la ambición de que habla Baudelaire a Arsenio Houssage: a la ambición de soñar con una prosa poética, musical, sin ritmo ni rima, bastante flexible y bastante trunca para adaptarse a los movimientos líricos del alma, a las ondulaciones del sueño y a los sobresaltos de la conciencia."

El origen de la palabra Vedrinismo, segĆŗn Manuel Rueda, e
como sigue: En 1912 ocurrió la muerte del aviador francĆ©s Jules Vedrin, cuyas hazaƱas aĆ©reas conocidas como “Looping the loop”, mĆ”s un vuelo realizado por Ć©ste entre ParĆ­s y Madrid, le habĆ­an dado fama en su Francia natal. Vigil DĆ­az, suponiendo que su reciĆ©n estrenado modo de escribir poesĆ­a tenĆ­a semejanza con los actos acrobĆ”ticos de Vedrin, no vaciló en bautizar su nuevo estilo con el apellido de dicho artista, de donde se deriva la palabra Vedrinismo. Pero esa explicación no fue lo suficientemente convincente como para lograr que su proyecto ganara adeptos. En consecuencia, Ć©l mismo tuvo que asumir el rol de dirigente, miembro Ćŗnico y simpatizante del Vedrinismo.

Con eso Vigil Díaz no estaba saliéndose de la prÔctica común de la Europa de aquellos días, donde era prÔcticamente imposible encontrar movimientos vanguardistas cuyos nombres tuvieran explicaciones lógicas y convincentes capaces de trascender las aspiraciones personales de sus creadores. Los ideólogos de los ismos siempre encontraron cómo justificar sus ingeniosas y audaces pirotecnias formales y verbales. Ni los cubistas (Francia, 1906), transformadores de la plÔstica y de la literatura por un largo período; ni los futuristas (Italia, 1909), con los revolucionarios y, ocasionalmente, crueles planteamientos de Marinetti; tampoco los expresionistas (Alemania, 1910), que trataron de llegar alcanzar la mÔs profunda esencia humana por medio de casi todas las manifestaciones artísticas; ni mucho menos los dadaístas (Suiza, 1916), encabezados por TristÔn Tzara y quien con sobrada solemnidad decía que DadÔ no tenía ningún significado, pudieron dar explicaciones verosímiles sobre los nombres de sus movimientos.

Algunos de los movimientos vanguardistas lograron proyectarse fuera de sus entornos geogrÔficos; otros, generalmente los mÔs localistas, quedaron sólo como patrimonios nacionales, y los mÔs egocéntricos apenas sirvieron para satisfacer el ego de sus propulsores. A este último grupo pertenece el Vedrinismo. El siguiente juicio de Vigil Díaz así lo confirma: "Siempre me he empeñado en no perder el pensamiento y la palabra que me da con lealtad y exactitud la medida de mi sensibilidad, mi música íntima, la conservación intacta de mi yo..." Vigil Díaz no elaboró ningún tipo de proclama ni de manifiesto ni tampoco propuso un programa de grandes aspiraciones, como era propio de los vanguardistas. El planteamiento estético o lo que podría considerarse como tal estÔ condensado en los siete pÔrrafos que componen el prólogo de Galeras de Pafos.

La importancia de Vigil DĆ­az en la literatura dominicana estĆ” patentizada por el hecho incuestionable de haber introducido el verso libre en la misma, como lo confirma la publicación del poema "Arabesco", el 10 de noviembre de l9l7, en el nĆŗmero 2 de la revista “La Primada de AmĆ©rica”, cuyo texto es el siguiente.

Yo no deseo glorias ni riquezas: sólo anhelo
perpetuarme en un poema rojo como tus labios,
blanco como tus manos,
Yo no deseo glorias ni riquezas: sólo anhelo,
perpetuarme en un poema sereno como tu frente,
sedoso como tu pelo,
bĆŗrneo como tu garganta,
heroico como tus senos.

Yo no deseo glorias ni riquezas: sólo anhelo
perpetuarme en un poema breve como tus pies,
nephante y rĆ­tmico como tus ansias: un
poema que tenga: el alma de JesĆŗs
de Nerón de Nietsche
de San Francisco de AsĆ­s
de Santa Teresa de JesĆŗs.
de Lucrecia, Cleopatra
y SalomƩ...

La fecha de introducción del verso libre en la República Dominicana ha sido objeto de mucha discusión entre críticos e investigadores dominicanos. Carlos Federico Pérez en Evolución poética dominicana afirma que las primeras manifestaciones del verso libre en el país datan de l909, fecha en que Ricardo Pérez Alfonseca publicó el poemario MÔrmoles y lirios. Por otra parte, Diógenes Céspedes, en Lenguaje en Santo Domingo en el siglo XX, otorga dicho mérito a Ricardo Vicente SÔnchez Lustrino, por la publicación de "Pro-Psiquis", en l9l2. El propio Vigil Díaz publicó, antes de la aparición de "Arabesco", en l9l7, poemas verso libristas. No obstante, la mayoría de los estudiosos toman el l0 de noviembre de l9l7 como fecha oficial de la aparición del versolibrismo en la República Dominicana debido a que Vigil Díaz, a diferencia de Pérez Alfonseca y SÔnchez Lustrino, estaba consciente de que estaba trabajando un sistema de medida y de organización del verso que se apartaba de la poesía tradicional dominicana de entonces. El Vedrinismo no logró despertar mayor interés en otros poetas de la época. El único seguidor de Vigil Díaz fue Zacarías Espinal.

Postulados del Vedrinismo
“Yo he tendido, por supervisión instintiva, realizar la ambición de que habla el divino poeta Baudelaire a Arsenio Haussaye: a la ambición de soƱar con una prosa poĆ©tica, musical, sin ritmo ni rima, bastante flexible y bastante trunca para adaptarse a los movimientos lĆ­ricos del alma, a las ondulaciones del sueƱo y a los sobresaltos de la conciencia.”

Peter Altemberg aconseja: "ante todo, escúchate a ti mismo, da oídos en ti, a tu propia voz; no tengas vergüenza de ti mismo; no te dejes asustar por tus sonidos, aunque sean desacostumbrados, con tal que sean tuyos: ten valor para tus desnúdese; pinta a un hombre en una frase; un suceso del alma en una pÔgina; y un paisaje en una palabra."

Siempre me he empeñado en no perder el pensamiento y la palabra que me da con lealtad y exactitud la medida de mi sensibilidad, mi música íntima, la conservación intacta de mi yo: y por lo demÔs y los demÔs, que derrame su veneno el crótalo y su baba el caracol.

Por lo que toca a la estƩtica del futuro, Ʃsta serƔ amƩtrica, astringente y wagneriana, por no decir que serƔ divina armonƭa del desorden.

Es pertinente advertir que mis poemas, aquellos que adoro de hinojos, venidos de profundidades misteriosas, los mƔs complicados, los que piden la camisa de fuerza, y que conservo inƩditos, para desleƭrlos mƔs tarde en azul, a travƩs de mis flautas de Parƭs, unos fueron escritos en Francia; otros, los mƔs, hace dos lustros sin influencias ni calcomatismos.

¿Galeras de Pafos?... Afroditas, Melitas, Lesbias, Hetairas y Pallakas. Yncubos y Subsubos. Sadismos y Masoquismos. SĆ”tiros y Bacantes coronados de pĆ”mpanos.

Eurítmicos efebos deshojando rosas. Lechos de sÔndalo y marfil. Simiente. Palomas blancas y vasos de perfumes. Tiríbulos y crepitantes y embriagadoras sandÔcaras. CrÔteras de Hidromiel. Liras y flautas. Ánforas de vino color sangre y de topacio. Esclavos, remos de plata, y velÔmenes resumando púrpura sobre las ondas azules y espumosas del ponto que arrulla y refresca la isla maldita de Chipre. Pues nada de esto; el título de este libro, nada tiene que ver con el alma de este libro, que es casi inofensiva, transparente y sencilla como una campiña; es simplemente el cumplimiento de un canon parnasiano: todo título debe ser bello, poco importa que no diga nada...

Este ilustre dominicano murió en el 1961, a la edad de 81 años.

Calle Osvaldo GarcĆ­a de la Concha EL 15 de mayo de 1963 el Ayuntamiento del Distrito Nacional, emite la ordenanza la cual oficializa con el nombre de este ilustre dominicano una de las calles de Villa Juana.

Osvaldo García de la Concha, nació un 21 de febrero del año 1878, en Santo Domingo, República Dominicana. Su padre Augusto García Tejera, lo inició en el trabajo desde muy temprana edad. A los 24 años es que comienza a ir a la escuela, era un verdadero autodidacta, un joven inquieto, deseoso del saber y amante de la ciencia. En el 1902 entra a la escuela, sólo bastaron 5 años para obtener el titulo de bachiller, es decir en el año 1907.

En 1908 el 4 de febrero es nombrado profesor en la Escuela Normal Superior, cargo que ocupó hasta el 13 de septiembre de 1926, fecha esta que se da la primera manifestación estudiantil pública de nuestra historia, proclamÔndolo como Director de esta escuela. Impartió 11 asignatura, tales como Álgebra Superior, CÔlculo Diferencial, CÔlculos Integral, MecÔnica Racional, Geometría Analista, Astronomía MatemÔtica, Física MatemÔtica, Geometría Plana y del Espacio, Trigonometría Rectilínea y Esférica, Química y MecÔnica General.

Su genio era tan grande que muchos profesores sintiĆ©ndose inferiores en conocimientos, no le respaldaron cuando planteó un plan para la autonomĆ­a escolar. En el barrio de San Miguel (cerca del club San Carlos, en Ciudad Nueva), en su casa humilde, sin ningunas comodidades, ni biblioteca ni instrumentos para estudiar, se dedicó a investigar el fenómeno de las velocidades luminosas, la electricidad y el magnetismo; como resultado de sus indagaciones, escribió “La Cósmica”. En esas intimidades de su vida habló a sus discĆ­pulos de Artes, MĆŗsica, FilosofĆ­a, Ciencia y Civismo.

En la universidad INTEC, uno de sus auditorios lleva el nombre de este insigne dominicano. AsĆ­ esa institución acadĆ©mica cumple con el postulado de “hacer honor a quien honor merece”.

La calle Osvaldo Garcƭa de la Concha comienza en la avenida San Martƭn y termina en la calle AmƩrico Lugo.

En el sector de Villa Juana, esta calle hace intersección con la calle profesor Amiama Gómez, Tunti CÔceres, Peña Batlle, Francisco Villaespesa, Mauricio BÔez y Paraguay.

Calle Sumner Welles
Declarada con este nombre el 4 de abril de 1963. VÔstago de viejas familias de Boston, Massachussets y New York, nació en el año 1893, fue bautizado con el nombre de Sumner en honor a su tío segundo Charles Sumner, aquel senador por Massachussets de grata recordación para el pueblo dominicano, quien se opuso al proyecto anexionista del Presidente de los Estados Unidos y Buenaventura BÔez.
DespuĆ©s de graduarse en la universidad de Harvard en 1914, el joven Sumner Welles se inició en la carrera diplomĆ”tica como embajador en Japón, mĆ”s tarde fue trasladado a Buenos Aires –Argentina-, donde perfeccionó los conocimientos del idioma de Cervantes.

Estudio la idiosincrasia de las costumbres latinoamericanas, de vuelta a su país, Estados Unidos, a pesar de pertenecer al partido demócrata, el secretario de Estado Charles E. Hughes prominente estadista del partido republicano, en justo aprecio de la preparación del señor Sumner Welles le hizo nombrar jefe de la división latinoamericana del departamento en 1921, puesto elevado que Welles renunció al año siguiente. En el mismo año de 1922 el presidente Harding lo comisionó con el rango de Ministro Plenipotenciario, para dirigir las negociaciones que dieron por resultado la terminación del gobierno militar de ocupación americana en la República Dominicana.

La evacuación del territorio dominicano por las fuerzas interventoras, tarea delicada que el seƱor Sumner Welles desempeñó con sumo tacto, notable habilidad y modestia ejemplar. A su regreso a los Estados Unidos escribió una obra que lleva como tĆ­tulo “La ViƱa de Naboth”, dedicada al estudio de la historia dominicana.
La calle Sumner Welles comienza en la calle San martín y termina en la calle Américo Lugo. En el sector de Villa Juana, esta calle hace intersección con las calles José de Jesús Ravelo, Profesor Amiama Gómez, Tunti CÔceres, Peña Batlle, Francisco Villaespesa, Mauricio BÔez y Paraguay y Américo Lugo.

Calle Alonso de Espinosa

El Ayuntamiento del Distrito Nacional concede a esta calle el nombre de Alonso de Espinosa, notable escritor espaƱol, quien le hizo un gran aporte a la humanidad, al ser el primero en escribir un libro en AmƩrica. No obstante, este hecho parece no haber significado lo suficiente, ya que no existen muchos datos de este ilustre hombre de la humanidad.

Alonso de Espinosa no sólo tiene el mĆ©rito de ser el primer hombre en el Nuevo Mundo que escribe un libro, sino que ademĆ”s, cultivó con sabidurĆ­a las escrituras en prosa, segĆŗn afirma Gil GonzĆ”lez Da Vili en su obra “Teatro EclesiĆ”stico de la Primitiva Iglesia de las Indias Occidentales.” SegĆŗn el escritor Gil GonzĆ”lez, investigador religioso, el cual hizo un comentario sobre el salmo 44 que lleva como epĆ­grafe “ERULTAVE”, “CORMUM”, “VERBUN”, “BONUM”.

La calle Alonso Espinosa comienza en la avenida San Martín y termina en la calle Américo Lugo. En el sector de Villa Juana, esta calle hace intersección con las calles José de Jesús Ravelo, Profesor Amiama Gómez, Tunti CÔceres, Peña Batlle, Francisco Villaespesa, Mauricio BÔez y Paraguay.

Calle MarĆ­a Montez

Nacida en la ciudad de Barahona el día 6 de Junio del 1912. Actriz cinematogrÔfica, su verdadero nombre África María Gracia Vidal, se crió en la sección de Cabral, hija del señor Isidoro García, español y Teresa Vidal, oriunda de la comunidad Baní, fue la segunda hija de su prole de 7 procreada por los esposos Gracia-Vidal.

Desde muy pequeña mostró inclinación por el cine y se esmeró por el aprendizaje del idioma inglés, el cual estudió sin maestro. Se dedicó a la lectura de periódicos y revistas, con los cuales fue cultivado su intelecto; no obstante, sólo alcanzó el 8 Grado de la educación primaria.

Casada con el francés Marx Fister, salió del país rumbo a Estados Unidos; estando casada entró al cine, aunque mÔs tarde se divorció de él y se casó con el actor francés Jean Pierre Aumont, con quien procreó una hija, la bautizaron con el nombre de Taina Aumont, que también es actriz.

Maria Montez, nombre que fue dado en Hollywood, al entrar ella al mundo cinematogrÔfico. Actuó como protagonista en famosas películas, tales como, La Mil y una Noche, Ali-BA-BA y los 40 Ladrones, Talger la Salvaje Blanca, La Gata Gitana, entre otras.

En la pelĆ­cula “Ali Ba-Ba y los 40 ladrones”, figura como protagonista MarĆ­a Montez interpretando a Mara la mujer mĆ”s Bella de Bagdad, Ć©sta constituye el trofeo para el ganador de la batalla entre Ali BA-BA y el Mago Khan Holagu. Por supuesto, que no se puede poner en dudas que MarĆ­a Montez, es el mejor regalo al que puede aspirar un hĆ©roe victorioso.

Esta actriz nativa de la RepĆŗblica Dominicana, gozó de una gran reputación como embajadora de buena voluntad, aunque no revela signo alguno de Duarte, en su sangre ni en sus costumbres. En una entrevista concedida a un periodista del Miami Dialy News en el mismo aƱo de 1944, la artista expresaba: “Me gustarĆ­a caracterizar a una muchacha gitana, porque encajarĆ­a perfectamente con mi propio temperamento y ademĆ”s, porque aunque sólo sea por unas horas, no tengo necesidad de parecer divina”.
“Alguien apasionado ha llegado a decir que soy la mujer mĆ”s linda del mundo, pero espero que usted no llegare a creer nunca esa exageración. “Otras revistas artĆ­stica han dividido sus opiniones: unas han asegurado la excelencia de mi materia gris, mientras que otras me han colocado casi al borde de la estupidez... “pero volviendo a mi papel la gata gitana, puedo asegurarle que me encanta esta papel, sólo porque me deja manotear mientras estoy hablando, dando riendo suelta a mi temperamento latino, tal como lo pienso y lo vivo.”

África María García Vidal falleció en París, mientras tomaba un baño en su residencia el 17 de septiembre del 1951.

La calle María Montez comienza en la calle San Martín y termina en la calle NicolÔs de Ovando, con su prolongación después de ésta. En el sector de Villa Juana, esta calle hace intersección con la José de Jesús Ravelo, Profesor Amiama Gómez, Tunti CÔceres, Peña Batlle, Francisco Villaespesa, Mauricio BÔez y Paraguay.

Calle Moca
(En honor al heroico pueblo mocano)
Moca (Provincia Espaillat). El pueblo mocano ha tenido sus leyendas y sus hĆ©roes, lo que le ha permitido escribir su propia historia, no por capricho se le ha bautizado como “La Villa Heroica”, “Cuna de HĆ©roes” y “Sepultura de Tiranos”. Ha sido en tres ocasiones la capital polĆ­tica de la RepĆŗblica. AdemĆ”s, Moca, a travĆ©s de sus “hijos ilustres”, ha hecho un aporte cuantioso, no solamente a la historia y la soberanĆ­a nacional, tambiĆ©n contribuyendo al engrandecimiento patrio desde diferentes trincheras, tales como la mĆŗsica, la cultura, la economĆ­a, y la polĆ­tica. Son muchas las personalidades mocanas, que con sus aportes encomiables han contribuido a forjar nuestra nacionalidad, y con su genio y actitudes positivas, han sido forjadores de la historia del pueblo dominicano.

Muchos de estos personajes ilustres, que nos llenan de orgullo, permanecen desconocidos, entristece su injustificado anonimato. Es por ello que deseosos de rescatar estos valores, se ha creado a partir del 16 de Agosto de 1978 un movimiento al frente de la Sindicatura Municipal de Moca, con la deseada finalidad de que las generaciones presentes y futuras conozcan aquellos que aportaron lo mejor en aras de moldear una patria libre y soberana. Moca cuenta con tres distritos municipales, Cayetano GermosĆ©n ”GuanĆ”bano”, JosĆ© Contreras ”Villa Trina”, y Jamao al Norte
La calle Moca comienza de la calle San Martín y termina en la calle NicolÔs de Ovando. En el sector de Villa Juana, esta calle hace intersección con las calles: José de Jesús Ravelo, Profesor Amiama Gómez, Tunti CÔceres, Peña Batlle, Francisco Villaespesa, Mauricio BÔez, Paraguay, Américo Lugo, Arturo Logroño, Marcos Ruiz.

Calle Juan Erazo
Ilustre dominicano, militar independentista, jefe de las tropas dominico-haitiana. Amigo y seguidor del General Pedro Santana, hasta el 1849. Tras la caída de Jiménez y ascenso de Santana, este ordenó su destierro.

Se inscribió luego en la Matricula de Segovia en el 1856. Fue seguidor de Buenaventura BÔez, a quien defendió en la revolución del 7 de julio de 1857.
Fue nuevamente expulsado por Santana. Regresó junto a SÔnchez en la expedición anti-anexionista del año 1861, fue apresado y fusilado por ordenes de Pedro Santana.
La calle Juan Erazo comienza en la calle San Martín y termina en la calle NicolÔs de Ovando. En el sector de Villa Juana, esta calle hace intersección con las calles: José de Jesús Ravelo, Profesor Amiama Gómez, Tunti CÔceres, Peña Batlle, Mauricio BÔez, Paraguay, Américo Lugo, Arturo Logroño, Marcos Ruiz, Pedro Livio Cedeño.
Calle Seibo

Es una provincia situada en región Este de la República Dominicana. La fundación de la misma se sitúa a 1502 para algunos historiadores, para otros, data de 1506, fue fundada por Juan de Esquivel.

En sus inicios era una Villa, llamada “Santa Cruz del Seibo” o “Icayagua”, segĆŗn algunos cronistas el nombre se debe a una enorme cruz hecha de una madera de seibo, que es parónimo de la Seiba Albor, que era abundante en la región para la Ć©poca de la colonia, el titulo de villa le fue otorgado en 1808 y ochenta aƱos despuĆ©s se constituyó en la misma una de las cuatro parroquia que existĆ­an en la isla.
El Seibo fue convertido en provincia por medio de la Constituyente 6 de noviembre 1845, y a ella pertenecían Hato Mayor, Higüey y SamanÔ. En el 1882 le fue segregado por ley 20-13 el territorio ocupado por San Pedro de Macorís y Ramón Santana, que lentamente se constituyó en la provincia de Hato Mayor, con lo cual la provincia del Seibo quedó limitada a los municipios de el Seibo, Miches y Sabana de la Mar. En lo económico, esta provincia es rica en la crianza de ganado, cultivo de la caña de azúcar, cultivo de pastos para la ganadería, también produce frutos menores tales como, plÔtano, maíz, guineo, arroz, café, y coco.

La calle Seibo comienza en la calle José de Jesús Ravelo y termina en la calle NicolÔs de Ovando. En el sector de Villa Juana esta calle hace intersección con las calles José de Jesús Ravelo, Profesor Amiama Gómez, Tunti CÔceres, Peña Batlle, Francisco Villaespesa, Mauricio BÔez, Paraguay, Américo Lugo, Arturo Logroño Marcos Ruiz.

Calle Marcos Adón
Su nombre completo Marcos Evangelista Adón, nació en la Victoria, Santo Domingo de GuzmÔn. Fue un político militar restaurador.

Luchó activamente con las tropas españolas en YamasÔ, Monte Plata y La Victoria.
En la Guerra Restauradora obtuvo el rango de general. Fundó el poblado de la Victoria, logrando convertirlo luego en un municipio.

Fue comandante de armas en Santo Domingo hasta 1868, en este aƱo tuvo que abandonar el paĆ­s por su oposición al gobierno de BĆ”ez. Regresó mĆ”s tarde y se integró a la lucha contra este “guerra de las seis aƱos”. Enfermó y luego se estableció en Jacnet, HaitĆ­, donde murió en 1872.

Avenida Expreso V. Centenario
Esta importante avenida en nuestro barrio, es en honor al “Quinto Centenario del Descubrimiento de AmĆ©rica”, o el “Encuentro de dos culturas”, segĆŗn algunos historiadores; algunos podrĆ­an agregar una tercera teorĆ­a que habla del exterminio de una civilización para imponer los caprichos de otra.

A pesar de la confusión que ha generado la remodelación de Villa Juana y Villa Consuelo, muchos son los que piensan que el límite entre estos dos barrios es la Avenida V Centenario, pero expertos consultados señalan que el verdadero límite sigue siendo la calle Manuel Ubaldo Gómez.

La Avenida V Centenario presenta una hermosa panorÔmica independientemente del asunto limítrofe surgido entre Villa Juan y el barrio de Villa Consuelo. La construcción de esta avenida fue principalmente para ayudar a resolver el problema del trÔnsito vehicular en el Distrito Nacional, y en segundo lugar, desarrabalizar el aspecto habitacional del sector.

Por otra parte, sin cuestionar la importancia de esta avenida, las autoridades debieran tomar algunas disposiciones de prevención, y educación vial, en vista de los accidentes registrados desde su construcción. Los peatones deben aprender a protegerse; una buena medida para esto es, usar los puentes peatonales construidos para evitar los accidentes.

Usar los puentes peatonales es una medida inteligente. En esta avenida se ha producido muchos accidentes, y han perdido muchas personas sus vidas, hay que evitar ser los próximos...

La Avenida Expreso V Centenario comienza en la avenido MÔximo Gómez y termina en la Av. Juan Pablo Duarte. Su construcción dio paso a la confusión de los límites de los sectores Villa Juana y Villa Consuelo, pues sus munícipes antes tenían como parÔmetro limítrofe a las calles Manuel Ubaldo Gómez, pero hoy existe cierto desconcierto.

Calle Manuel Ubaldo Gómez
Manuel Ubaldo Gómez Moya, nació en la ciudad de la Vega Real, en el año 1857, historiador, maestro y político.

Obtuvo su licenciatura en leyes en 1888. Antes de terminar sus estudios fue nombrado Regidor en el Cabildo de la Vega, en 1899 y 1903; destacƔndose por sus grandes aportes como un gran intelectual dominicano. Fue nombrado Juez de Primera Instancia en la Vega en el aƱo 1904.

Enseñó Historia durante muchos aƱos; escribió la obra “Resumen de Historia de Santo Domingo”. Fue un gran Historiador del periodo Republicano. Se retiró de la vida pĆŗblica tras la consolidación del trujillato. Este ilustre dominicano no se doblegó ante la tiranĆ­a, a pesar de los grandes y constantes sin sabores que sufrió debido a su posición ante este rĆ©gimen dictatorial. La sociedad y especialmente su pueblo, no reconoció su gran labor a favor de la nación dominicana. Murió en el aƱo 1941, sumido en una espantosa pobreza, lo que demostró el gran olvido hacia este hombre de gran intelecto.

Fue alfabetizado por su propia madre, quien era directora de la Escuela que hoy lleva el nombre de Manuel Ubaldo Gómez, en su pueblo natal, La Vega. AdemÔs, perteneció al Coro del Oratorio Centro Juvenil Don Bosco, donde aprendió a tocar la guitarra y el bajo.

Calle Av. San MartĆ­n
San Martín, nació el 25 de febrero de 1778 en el pueblo de Yapeyú, situado a orillas del caudaloso río Uruguay, que dependía del Virreinato del Río de la Plata. Su padre, don Juan de San Marín, había nacido en España y se desempeñaba como teniente gobernador del departamento. Su madre, doña Gregoria Matorras, era sobrina de un conquistador del Chaco.

Se trasladó a España junto con sus padres en el año 1786 donde ingresó al Seminario de Nobles de Madrid. En 1789 comienza su carrera militar en el regimiento de Murcia.
Luchó en la campaña de África combatiendo en Melilla y OrÔn. En 1797 es ascendido a subteniente por sus acciones frente a los franceses en los Pirineos.

En 1797 su regimiento, que había participado en las batallas navales contra la flota inglesa en el MediterrÔneo, se rindió en agosto de 1798.

Durante el perĆ­odo que sigue, lucha en diferentes acciones en el sur de EspaƱa, en Gibraltar y CĆ”diz, con el grado de capitĆ”n 2° de infanterĆ­a ligera.

En 1808 las tropas de Napoleón invaden la PenĆ­nsula y el rey Fernando VII es hecho prisionero. Estalla la rebelión contra el Emperador y su Hermano JosĆ© Bonaparte, que habĆ­a sido proclamado Rey de EspaƱa. Se establece una Junta de Gobierno que actĆŗa primero en Sevilla y luego en CĆ”diz. San MartĆ­n es ascendido por la Junta al cargo de ayudante 1° del regimiento de Voluntarios de Campo Mayor. Distinguido por sus acciones contra los franceses, llega luego a ser capitĆ”n del regimiento de Borbón.
El ejército ataca a los franceses y los vence en la batalla de Baylén, el 19 de julio de 1808; allí se destaca San Martín. Esta victoria permite al ejército de Andalucía recuperar Madrid y es la primera derrota importante de las tropas de Napoleón. San Martín recibe el grado de teniente coronel y es condecorado con una medalla de oro. Continúa luchando contra los franceses en el ejército de los aliados: España, Portugal e Inglaterra.

Combate a las órdenes del general Beresford en la batalla de Albuera. Conoce a Lord Macduff, noble escocés, que lo introduce a las logias secretas que complotaban por la independencia de América del Sur. Por su intermedio obtuvo un pasaporte para viajar a Inglaterra, donde se encontró en 1811 con compatriotas de América española: Alvear, Zapiola, Andrés Bello, TomÔs Guido, entre otros. Todos formaban parte de una logia que había fundado el "Precursor", Miranda, quien, junto con Bolívar, ya luchaba en América por la independencia de Venezuela.
En enero de 1812, San MartĆ­n se embarca hacia Buenos Aires en la fragata inglesa George Canning.

La avenida San Martín comienza en la avenida 27 de febrero y termina en la avenida John F. Kennedy. En el sector de Villa Juana, esta calle hace intersección con la Av. Expreso V. Centenario, calle Seibo, Juan Erazo, calle Moca, María Montez, Alonzo de Espinosa, Summer Welles, Osvaldo García de la Concha, Vigil Díaz, MÔximo Gómez.

Calle José de Jesús Ravelo

El Ayuntamiento del Distrito Nacional, de la República Dominicana, consagra con el nombre de José de Jesús Ravelo a una de las calles de este sector capitalino, Villa Juana.

José de Jesús Ravelo (Chuchú), nació en Santo Domingo en 1876. Aunque estudió con Juan Francisco Pereyra, fue sobre todo un autodidacta con vastísima cultura musical. Fue director de la Banda Pacificador (1894-1910), primer profesor de canto coral en nuestras escuelas, director del Liceo Musical (luego Conservatorio Nacional) desde su fundación en 1904. Falleció en 1951.

En junio de 1932, el "Octeto" del Casino de la Juventud se convierte en la Sociedad de Conciertos bajo el patrocinio del Ateneo Dominicano. En este mismo año se funda la Orquesta Sinfónica de Santo Domingo.

Los Antecedentes de la Orquesta Sinfónica Nacional se remontan a principios de siglo 20, específicamente a noviembre de 1904. Es en dicho año que se funda el Octeto del Casino de la Juventud bajo la dirección del Maestro José de Jesús Ravelo. Meses después, el octeto se convierte en una pequeña orquesta conservando su nombre original.

Calle Profesor Amíama Gómez
Su nombre completo Francisco Xavier Amíama Gómez. Nació en la ciudad de Santo Domingo, el 26 de julio de 1867, periodista, poeta y urbanista. Se dedicó desde muy temprana edad al periodismo, donde escribió artículos y ensayos; fundó 12 periódicos en diferentes ciudades del país, sus artículos y ensayos giraban en torno a los avances y adelantos de la agricultura.

Fue un viajero de Ć©xito, por lo que sus estuvo de visita por Europa y AmĆ©rica, llegando a vivir en Cuba por muchos aƱos. En el 1889 fundó –director- de la Escuela Nacional de Agricultura, la cual operaba en San Cristóbal.

A este ilustre dominicano, se le debe el aislamiento de la Puerta del Conde, la construcción de la avenida Duarte, y de otras vías de la ciudad Capital.
AdemÔs, surgió la importancia de arbolizar la ciudad de Santo Domingo, demostrando así su preocupación por el embellecimiento de la ciudad Primada de América.
Amiama Gómez escribió varias obras para expresar sus conocimientos, entre las que podemos mencionar “Agricultura”, “GeografĆ­a PolĆ­tica de la RepĆŗblica Dominicana”, “Patria y Primavera”.

El 21 de noviembre del 1943, Santo Domingo se viste de luto con la muerte, a la edad de 76 años, de un dominicano que vivió para las futuras generaciones.
Manuel Arturo PeƱa Batlle

Nació en Santo Domingo el 26 de febrero de 1902. Historiador, ensayista, educador y político. Hijo del abogado y terrateniente Buenaventura Peña Cifré y Juana Batlle.
Egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Santo Domingo en 1923, institución donde dictó la cÔtedra de Derecho Público Internacional. Repudió con su pluma la primera intervención norteamericana al país y participó en la campaña nacionalista de 1923 para expulsar el ejército de los Estados Unidos del territorio nacional. Durante la primera década del gobierno de Rafael Leonidas Trujillo Molina rehusó trabajar con dicho régimen. Sin embargo, en 1943, con la aceptación del cargo de Secretario de Estado de Interior y Policía se convirtió en uno de los intelectuales dominicanos mÔs fieles a la dictadura trujillista.

AdemÔs, fue Diputado por San Pedro de Macorís (1942), Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en Haití (1947), Secretario de Relaciones Exteriores (1950) y de Trabajo (1950). También presidió la CÔmara de Diputados, las comisiones de Fomento y de Acción Cultural, el Instituto Trujillaniano y la Junta Pro Celebración del Centenario de la República.

Fue Miembro de la Academia Dominicana de la Historia, del Instituto de Cultura HispÔnica de Madrid y del Instituto de Investigaciones Históricas de México. Fundó la Revista Dominicana de Derecho Internacional y colaboró con los periódicos Listín Diario, Renovación y El Caribe.

Interesado en reforzar su postura de lo que a su juicio era el verdadero su nacionalismo, rechazó enérgicamente a los haitianos al extremo de consagrar parte de su vida a la búsqueda de una solución a los conflictos fronterizos surgidos entre Haití y la República Dominicana. Sostuvo una enardecida polémica con el historiador y cura español Fray Cipriano de Utrera en torno a la figura histórica del cacique Enriquillo.

Poseyó una amplia formación humanística y sus escritos estÔn avalados por el rigor científico que siempre caracterizó sus investigaciones. Es considerado como uno de los historiadores dominicanos mÔs importantes de la primera mitad del siglo XX. Murió en Santo Domingo el 15 de abril de 1952.

Calle Francisco Villaespesa
Poeta, periodista, dramaturgo y novelista español; nació el año 1877 en Laujar de Andarax, pequeño pueblo de la provincia de Almería, perteneciente a la comunidad autónoma de Andalucía (España). Estudió en la universidad de Granada y a los 20 años trasladó su residencia a Madrid para dedicarse al periodismo. Allí colaboró en muchas revistas y diarios de España. Recorrió varias veces la América española como empresario teatral y recitador de sus poemas. Ferviente admirador del poeta nicaragüense Rubén Darío, fue su mejor discípulo y el mÔs genuino continuador del estilo modernista iniciado por éste.

Villaespesa gozó en vida de una popularidad inmensa. Su fecundidad fue pasmosa y por ello, algunos críticos reprochan que esa fecundidad y fogosidad en su escritura, hacían publicar a borbotones por su enorme facilidad para la versificación, pero no depuraba ni seleccionaba sus escritos.

Lo profano y lo bohemio, lo sensual, lo triste, lo febril y el decaimiento, lo preciosista y lo moroso, tuvieron en este poeta andaluz un intérprete genial. En ocasiones, la mera sonoridad verbal le arrastró al amaneramiento. Poseyó la gracia voluptuosa y florida de los frondosos jardines Ôrabes. Y, sin embargo, entre los miles y miles de sus poesías, pueden espigarse un centenar corrido de auténtica inspiración y belleza, dignas de las mÔs admirables del parnaso español.
En el año 1936 murió en Madrid a la edad de 59 años.

Los Jardines de Afrodita
I
El ritmo, el gran rebelde, me rinde vasallaje,
y cuando quiero rĆ­e, y cuando quiero vuela,
y he domado a mi estilo como a un potro salvaje,
a veces con el lƔtigo y a veces con la espuela.

Conozco los secretos del alma del paisaje,
y sƩ lo que entristece, y sƩ lo que consuela,
y el viento traicionero y el bƔrbaro oleaje
conocen la invencible firmeza de mi vela.

Amo los lirios mĆ­sticos y las rosas carnales,
la luz y las tinieblas, la pena y la alegrĆ­a,
los ayes de las vĆ­ctimas y los himnos triunfales.

Y es el eterno y único ensueño de mi estilo
la encarnación del alma cristiana de María
en el mƔrmol pagano de la Venus de Milo.

II

Te vi muerta en la luna de un espejo encantado.
Has sido en todos tiempos Elena y Margarita.
En tu rostro florecen las rosas de Afrodita
y en tu seno las blancas magnolias del pecado.

Por ti mares de sangre los hombres han llorado.
El fuego de tus ojos al sacrilegio incita,
y la eterna sonrisa de tu boca maldita
de pƔlidos suicidas el infierno ha poblado.

¡Oh, encanto irresistible de la eterna Lujuria!
Tienes cuerpo de Ángel y corazón de Furia,
y el Ɣspid, en tus besos, su ponzoƱa destila...

Yo evoco tus amores en medio de mi pena...
¡Sansón, agonizante, se acuerda de Dalila,
y Cristo, en el Calvario, recuerda a Magdalena!

III

Hay rosas que se abren en selvas misteriosas
y mustias languidecen, nostƔlgicas de amores,
sin que haya quien aspire sus pĆŗdicos olores...
¡Hay almas que agonizan lo mismo que esas rosas!

Las mariposas tienden sus alas temblorosas
y en alegrĆ­a loca de luces y colores,
ebrias de amor expiran en tƔlamos de flores...
¡Hay vidas que se acaban como esas mariposas!

"¡Oh, pĆŗdicas vestales! ¡Oh, locas meretrices!
¿QuiĆ©nes son mĆ”s hermosas? ¿QuiĆ©nes son mĆ”s felices?"
los hombres preguntaron, en una edad lejana,

a un Fauno que en las frondas oculto sonreĆ­a...
Hace ya muchos siglos... Y en la conciencia humana
el Fauno, a esa pregunta, sonrĆ­e todavĆ­a.

IV

Soy un alma pagana. Adoro al dios bifronte
y persigo a las ninfas por las verdes florestas,
y me gusta embriagarme en mis lĆ­ricas fiestas
con vino de las viƱas del viejo Anacreonte.

¡Que incendie un sol de pĆŗrpura de nuevo el horizonte;
que canten las cigarras en las cƔlidas siestas,
y que dancen las vĆ­rgenes al son del sistro expuestas
al violador abrazo de los faunos del monte!

¡Oh, viejo Pan lascivo!... Yo sigo la armonĆ­a
de tus pies, cuando danzas. Por ti amo la alegrĆ­a
y las desnudas ninfas persigo por el prado.

Tus alegres canciones disipan mi tristeza,
y la flauta de caƱa que taƱes me ha iniciado
en todos los misterios de la eterna Belleza!

V

El cisne se acercó. Trémula Leda
la mano hunde en la nieve del plumaje,
y se adormece el alma del paisaje
de un rojo crepĆŗsculo de seda.

La onda azul, al morir, suspira queda;
gorjea un ruiseƱor entre el ramaje,
y un toro, ebrio de amor, muge salvaje
en la sombra nupcial de la arboleda.

Tendió el cisne la curva de su cuello,
y con el ala -cƔndido abanico-,
acarició los senos y el cabello.

Leda dio un grito y se quedó extasiada...
y el cisne levantó, rojo, su pico
como triunfal insignia ensangrentada.

VI

De la Grecia y de Italia bajo los claros cielos
en tu honor se entonaron los mƔs dulces cantares,
y ofrecieron las vĆ­rgenes al pie de tus altares
las tórtolas mÔs blancas y sus mÔs ricos velos.

Hoy triste y solitaria, en el parque sombrĆ­o,
carcomida y musgosa, los brazos mutilados,
bajo la pesadumbre de los cielos nublados
el mƔrmol de tu carne se estremece de frƭo.
¿Dónde se alzan ahora tus templos, Afrodita?
Ya la PƔnica flauta en los bosques no invita
a danzar a los sƔtiros danzas voluptuosas.

Ha huido la AlegrĆ­a, ha muerto la Belleza...
No hay risas en los labios y una inmensa tristeza
cubre como un sudario las almas y las cosas.

VII

Enferma de nostalgias, la ardiente cortesana,
al rojizo crepĆŗsculo que incendia el aposento,
su anhelo lanza al aire, como un halcón hambriento,
tras la ideal paloma de una Thule lejana.

SueƱa con las ergƔstulas de la Roma pagana;
cruzar desnuda el Coso, la cabellera al viento,
y embriagarse de amores en el Circo sangriento
con el vino purpĆŗreo de la vendimia humana.

Sueña... Un león celoso veloz salta a la arena,
ensangrentando el oro de su rubia melena.
Abre las rojas fauces... A la bacante mira,

salta sobre sus pechos, a su cuerpo se abraza...
¡Y ella, mientras la fiera sus carnes despedaza,
los pƔrpados entorna y sonriendo expira!

VIII

Para escanciar el vino de mi viƱa temprana,
Fidias, divino artĆ­fice, en marfil y oro puro
modeló fina copa, sobre el mÔs blanco y duro
seno que sorprendiera jamƔs pupila humana.

Son dos ninfas en arco las asas de esa copa,
y en ella estƔn grabados, entre vides y flores
y sÔtiros que acechan, los lúbricos amores
de Leda con el Cisne, y el Toro con Europa.

Amada, ¡bebe y bĆ©same! Al destino no temas,
que al borde de la copa rebosante de gemas,
cinceló Anacreonte estos versos divinos
cuyo ritmo el secreto de la existencia encierra:
-Bebe, ama y alƩgrate mientras sobre la tierra
haya labios de rosas y perfumados vinos.

IX

Con el fervor de un lapidario antiguo,
quiero miniar a solas y en secreto,
la tentación de tu perfil ambiguo
en las catorce gemas de un soneto.

Para nimbar tu tez blanca y severa,
a modo griego, cual real tesoro,
recogerĆ” tu negra cabellera
sobre la nuca un alfiler de oro.

En líneas escultóricas plegada
la túnica e inmóvil la mirada
con la clÔsica unción de las flautistas...

La siringa en el labio, y temblorosos
sobre el registro, en gestos armoniosos,
tus dedos enjoyados de amatistas.

X

Para cantar mi mente quiero un verso pagano;
un verso que refleje la cƔndida tristeza
del azahar, que, trƩmulo, deshoja su pureza
a las blancas caricias de una tĆ­mida mano.

No amortajad mi cuerpo con el sayal cristiano;
ceƱid de rosas blancas mi juvenil cabeza,
y prestadme un sudario digno por su riqueza
de envolver a un fastuoso emperador romano.

¡Que abra la cruz sus brazos en negra catacumba!
Yo amo al sol, luz y vida, y quiero que en mi tumba
brotes, cual dulces versos, las mƔs fragantes flores.

Y que al son de la flauta y del sistro, en la quieta
tarde, las locas vĆ­rgenes tejan danzas de amores
en torno de la estatua de su muerto poeta.

XI

Llueve... En el viejo bosque de ramaje amarillo
y grises troncos hĆŗmedos, que apenas mueve el viento,
bajo una encina, un sƔtiro de rostro macilento,
canciones otoƱales silba en su caramillo.

De vejez muere... Cruzan por sus ojos sin brillo
las sombras fugitivas de algĆŗn presentimiento,
y entre los dedos débiles el rústico instrumento
sigue llorando un aire monótono y sencillo.

Es una triste música, vieja canción que evoca
aquel beso primero que arrebató a la boca
de una ninfa, en el claro del bosque sorprendida.

Su cuerpo vacilante se rinde bajo el peso
de la Muerte, y el Ćŗltimo suspiro de su vida
tiembla en el caramillo como si fuese un beso.

XII

¡Alma mĆ­a! SoƱemos con la estación florida.
Abril, lleno de rosas, a nuestro encuentro avanza...
El Arte serĆ” el Ćŗltimo refugio de la Vida
cuando ya no tengamos ni en la Vida esperanza.

No aceptes de otras manos lo que yo pueda darte.
Siembra en tu propia tierra tus futuros laureles...
¡Haz de tus penas mĆ”rmoles y de tu amor cinceles,
para elevar con ellos un monumento al Arte!

Teje nuestro sudario de mirtos y de flores.
Labremos un sarcófago digno por su riqueza
de encerrar las cenizas de los emperadores.

Y cincela en su lÔpida nuestra última elegía:
-AquĆ­ yacen dos almas que han muerto de tristeza
llorando las nostalgias de su eterna alegrĆ­a.

Calle Mauricio BƔez
(¿-1950). Dirigente obrero. Hijo de cortador de caƱa. Su infancia se desenvolvió en las entraƱas de los centrales azucareros, donde comenzó a trabajar en los tempranos aƱos de su juventud.

Su incidencia en el movimiento obrero comenzó a sentirse en 1942 en la región Este del país. En ese año se realizó una huelga de trabajadores en La Romana.
Fue también uno de los principales dirigentes de la huelga de Enero de 1946, realizada en los ingenios del Este, cuando era presidente de la Federación Provincial de Trabajadores de San Pedro de Macorís.

Regresó ese mismo año después de una estadía en Cuba donde se vinculó a miembros del Partido Socialista Popular (PSP). En Agosto de 1946, su nombre apareció en el periódico de la capital dominicana, encabezando un manifiesto del PSP en el que se anunció el inicio de las actividades legales de ese partido.
El 24 de Septiembre de 1946, el líder sindical participó como vocal en el Congreso Nacional Obrero organizado por la Confederación Dominicana de Trabajadores. Al concluir los trabajos fue elegido miembro del Comité Ejecutivo de la Confederación Dominicana de Trabajadores.

Mauricio intentó reorganizar el movimiento sindical en el país, hasta que en Junio de 1947 Trujillo declaró ilegal el comunismo en la República Dominicana.
Mauricio BÔez salió nuevamente al exilio desvinculado ya del PSP, pero manteniendo una actitud de oposición al régimen de Trujillo y conservando su condición de sindicalista. Desapareció en Cuba; los historiadores, acusan al régimen trujillista de su muerte.

Calle Paraguay

RepĆŗblica del Paraguay
Nombre oficial: RepĆŗblica del Paraguay.
Área (Km2): 406.752 (11º en América, 9º en el Mundo Hispano,
58Āŗ en el mundo)
Costas (Km): No tiene costas marĆ­timas.
LĆ­mites: Al N con Bolivia y Brasil , al E con Brasil y al S
y O con Argentina.
Capital: Asunción (f. 1537, por Juan de Salazar y Espinosa)
Moneda: GuaranĆ­.
Idioma oficial: Castellano y GuaranĆ­.
Fiesta nacional: 15 de mayo, Independencia.
Hora oficial: GMT -4 horas (normal); -3 (verano)
Miembro de: ONU, OEA, ALADI, Mercosur
Bandera:

Paraguay es un paĆ­s donde se mezcla su naturaleza y su historia. Su vida es una resultante del suelo y del subsuelo, de sus bosques y de sus ampos, de su cielo, de sus vientos y de sus aguas, de las razas que lo habitan, de las luchas que se desarrollan dentro de sus fronteras, de sus hombres
representativos y de sus muchedumbres.

La variedad, la calidad y la singularidad de los atractivos de Paraguay, constituyen para el turista un "destino seducción". En Paraguay la colorida tierra roja, su selva bravĆ­a, sus caudalosos rĆ­os, su idioma guaranĆ­ armonioso, sus centros artesanales, su mĆŗsica y su sincera hospitalidad, le darĆ”n ciudadanĆ­a paraguaya al turista y asĆ­ poder decir igual que nosotros, ….

LĆ­mites del Paraguay

Sus Fronteras suman 3.484 Kilómetros de extensión con Argentina, Brasil y Bolivia.
Al Norte. Brasil: del cual estÔ separado por el río Apa, el arroyo Estrella y la cordillera de Maracayú. Bolivia, de la cual estÔ separado por el río Negro (Hito X) y una línea recta que desde este río va hasta el Cerrito Jara ( Hito IX), para seguir en línea recta hasta el punto mÔs alto del Cerro Chovoreca (Hito VIII).
Y de este punto hasta el Fortƭn Cnel. JosƩ J. SƔnchez (Hito VII) de donde en lƭnea recta va hasta CaƱada de las Palmas (HitoVI)y Cnel. JosƩ FƩlix Cabrera (Hito V) donde linda con el departamento de Santa Cruz de la Sierra, cuya capital es Santa Cruz.

Al Este. Brasil, separado por el rĆ­o Paraguay, la Cordillera de Abambay, el rĆ­o ParanĆ” y el Salto del GuiarĆ” hasta encontrar al rĆ­o YguazĆŗ, que lo separa del mismo Estado de Matto- Grosso y del Estado del ParanĆ” cuya capital es Curitiba. De la Argentina se halla separado por el mismo rĆ­o ParanĆ” que lo separa de la Provincia de Misiones.

Al Sur. El rĆ­o ParanĆ” que lo separa de las provincias de Argentinas de Misiones, cuya capital es Posadas, de Corrientes, capital Corrientes; y el rĆ­o Pilcomayo, que lo separa de la Provincia de Formosa cuya capital es Formosa.

Al Oeste: Bolivia. Una línea imaginaria que desde el Fortín Cnel. Félix Cabrera (Hito V), baja hasta el Fortín Aspirante Gabino Mendoza (Hito IV) y siguiendo en la línea recta, pasa por los fortines Sargento Rodríguez (Hito III) y 10 de octubre (Hito II) hasta encontrar el río Pilcomayo, en el punto llamado Esmeralda (Tte. 1º Anselmo Escobar) (Hito I), que lo separa de los departamentos de Tarija y Sucre respectivamente.

El RĆ­o Paraguay en el tramo comprendido entre ParanĆ” y Pilcomayo, lo separa de la provincia de Formosa, y la Provincia del Chaco Argentino, cuya capital es Resistencia.

Calle AmƩrico Lugo Herrera
Nació en Santo Domingo el 4 de abril de 1870. Historiador, crítico literario, periodista y abogado. Hijo de Joaquín Lugo Alfonseca y Cecilia Herrera Veras. Realizó sus estudios en Santo Domingo, obteniendo los títulos de Bachiller en Ciencias y Letras (1886), Licenciado en Derecho (1890) y Doctor en Derecho (1916), estos dos últimos en el Instituto Profesional.

Como servidor público representó a la República Dominicana en el Congreso de Delegados Latinoamericanos celebrado en Río de Janeiro (1909) y en la Cuarta Conferencia Panamericana de Buenos Aires (1911). También fue Consejero de las Delegaciones Dominicanas en Europa y los Estados Unidos (1913). Fundó el periódico Patria (1921) y colaboró con el Listín Diario, El Tiempo, Nuevo Régimen y El Progreso, así como con varias revistas nacionales y extranjeras especializadas en historia y literatura. Repudió abiertamente la primera intervención norteamericana al país ocurrida en 1916.

Su oposición a la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina y su rechazo a una tentadora propuesta económica de dicho régimen para que escribiera la historia oficial dominicana del pasado y del presente, lo inscribió en la lista de los enemigos del gobierno. Sus investigaciones históricas las caracterizan la erudición, el sentido crítico con que analizó muchos capítulos de la historia nacional y la pureza y agilidad de su prosa. Murió en Santo Domingo el 4 de agosto de 1952.
Obras

A punto largo (1901), Ensayos DramÔticos (1906), Asuntos prÔcticos (1906), El Estado Dominicano frente al Derecho Público (1916), La intervención americana (1916), Por la raza (1920), El nacionalismo dominicano (1923), Colección Lugo (1925).
Independencia Intelectual frente a la TiranĆ­a de Trujillo
Carta circulada clandestinamente donde se refleja el alto espƭritu moral de una de las mƔs brillantes figuras de la intelectualidad dominicana frente a la tiranƭa, y que la Librerƭa Dominicana se complace en reproducir para conocimiento general y como homenaje a su autor, el doctor AmƩrico Lugo.

Ciudad Trujillo,
Distrito de Santo Domingo,
13 de Febrero de 1936
GeneralĆ­simo
Rafael L. Trujillo.
Presidente de la RepĆŗblica.
CIUDAD

Honorable Presidente:

En el discurso pronunciado por Ud. el 26 de Enero último al inaugurar el acueducto y el mercado de Esperanza, hace Ud. una afirmación que no puedo dejar pasar por alto, relativa al encargo que, a iniciativa de Ud. me fué propuesto por el gobierno dominicano y que, aceptado por mí, dió ocasión al contrato celebrado entre éste y yo en fecha 18 de julio de 1935, y en virtud del cual me he comprometido a escribir una nueva Historia de la Isla de Santo Domingo. Dicha afirmación es la siguiente: "Que Ud. me ha confiado el encargo de escribir, en calidad de Historiador Oficial, la historia del pasado y del presente".

Me veo en la necesidad de ocupar su elevada atención para manifestarle que no me considero historiador oficial ni obligado a escribir la historia de lo presente. No me considero historiador oficial, porque mi convenio excluye por naturaleza de toda idea de subordinación y debe ser cumplido exclusivamente bajo los dictados de mi conciencia.

No recibo órdenes de nadie y escribo en un rincón de mi casa. Tampoco me considero historiador del presente, porque, por el contrario, la clÔusula primera de mi contrato con el Gobierno Dominicano excluye de manera expresa el escribir la historia del presente.

Dicha clÔusula dice así: "El doctor Américo Lugo se obliga frente al Gobierno Dominicano a escribir una obra intitulada Historia de la Isla de Santo Domingo, que constarÔ de cuatro volúmenes en octavo, de cuatrocientas pÔginas, mÔs o menos, cada volumen; la cual comprenderÔ el período comprendido entre los años 1492 a 1899, o sea desde el descubrimiento de la isla basta la última administración del Presidente Ulises Heureaux inclusive. A partir de esa fecha, el Dr. Lugo se obliga a hacer en su obra un recuento histórico de las demÔs administraciones".

"Recuento" significa: Enumeración, inventario". En consecuencia, recuento histórico significa una enumeración de sucesos históricos; pero de ningún modo significa escribir la historia de dichos sucesos. Y un recuento es lo único a que me he obligado, a contar de 1899 o sea de la última administración del Presidente Heureaux.
El título de historiador oficial carecía de sentido aplicado a un historiador del pasado. No podría referirse sino a la persona nombrada para escribir la historia de la administración actual; y la historia de la administración actual estÔ excluida de mi Contrato, con el Gobierno Dominicano, como lo estÔ la de todas las demÔs administraciones públicas posteriores al 26 de julio de 1899.

Yo manifesté al enviado de Ud. que mi deseo era y había sido siempre no escribir historia sino hasta el año 1886 solamente. Se me arguyó que mi historia quedaría muy atrÔs para los estudiantes; y en obsequio de éstos convine en alargarla hasta 1899 y en hacer un recuento o enumeración de sucesos históricos a contar de esa fecha, pero nada mÔs.

A Ud. no podía sorprenderle que yo me negase a traspasar en mi historia, los linderos del siglo XX. Ud. recordarÔ que en Marzo de 1934 Ud. me ofreció una fuerte suma de dinero para que yo salvara mi casa, a cambio de que yo escribiera la Historia de la Década, lo cual era proponerme que fuese su historiador oficial; y Ud. recordarÔ así mismo que preferí perder mi casa, como efectivamente la perdí, contestando a Ud. en carta de fecha 4 de abril de 1934 lo siguiente: "Yo podría ser, aunque humilde, historiador, pero no historiógrafo... Creo un error la resolución de escribir la historia de la última década.

Lo acontecido durante ella estÔ todavía demasiado palpitante. Los sucesos no son materia de la historia sino cuando son materia muerta. Lo presente ha menester ser depurado, y sólo el tiempo destila el licor de verdad dulce y útil para lo porvenir. Todo cuanto se escribe sobre lo actual o lo inmediatamente inactual, estÔ fatalmente condenado a revisión.

La administración del general VÔsquez y la de Ud. sólo podrÔn ser relatadas con imparcialidad en lo futuro. El juicio que uno merece de la posteridad no depende nunca de lo que digan sus contemporÔneos; depende exclusivamente de uno mismo. Aparte de estas consideraciones decisivas, yo no podría escribir ese trozo de historia por dos razones: la primera, mi falta de salud; la segunda, mi falta de recursos. Recibir dinero por escribirla en mis presentes condiciones, tendría el aire de vender mi pluma, y ésta no tiene precio".

No cabe en lo posible que quién escribió a Ud. lo que precede, acepte, ahora ni nunca, el cargo de Historiador Oficial. Aunque Ud. hubiera de alcanzar y merecer todo lo que se propone y dice en su discurso, de lo cual yo me alegraría por el bien que reportaría el país, yo no sería su historiógrafo. No puedo serlo de nadie. Un historiógrafo o historiador oficial huele a palaciego y cortesano, y yo soy la antítesis de todo eso. No soy ni puedo ser sino un humilde historiador de lo pasado, y sólo como tal me he obligado con el Gobierno.

Un historiador oficial es un historiógrafo, y la diferencia que hay entre simple historiador e historiógrafo ha sido magistralmente expuesta por Voltaire en su "Diccionario Filosófico", vocablo "Historiografía", en donde dice: "Este título es muy distinto del título de historiador. Se llama historiógrafo en Francia al hombre de letras que estÔ pensionado. Es muy difícil que el historiógrafo de un príncipe no sea embustero, el de una república adula menos, pero no dice todas las verdades.

En China los historiógrafos estÔn encargados de coleccionar todos los títulos originales referentes a una dinastía... Cada soberano escoge su historiógrafo. Luis XIV nombró para este cargo a Pellisson. . . "

También se debe a mi exclusiva iniciativa la clÔusula séptima del referido contrato del 18 de julio de 1935, clÔusula que se refiere a la cesión de 5.000 ejemplares al Gobierno Dominicano. Esta no me exigió nada; pero yo no hubiera aceptado su oferta de escribir una historia sino a condición de ofrecer, a mi vez, la manera de reembolsar ampliamente la cantidad de dinero que costase escribirla y editarla. Es mi firme voluntad, sean cuales fueren las condiciones en que yo escriba mi Historia; poner desinteresadamente mi obra, por algún tiempo, a disposición del Estado.

He aceptado escribir una nueva historia de Santo Domingo a pesar de mi poca idoneidad por la razón capital expresada en 1932, en mi introducción al curso oral sobre historia colonial, cuando digo: "El efecto mÔs doloroso para nosotros de la decadencia de la isla ha sido que, desde entonces, la historia de ésta quedó enterrada en los archivos coloniales; y allí estÔ y estarÔ hasta que la rescate de la noción que la conciencia nacional va creando de sí misma y tan poco a poco como lo requiere el hecho de que la formación de la conciencia nacional depende del conocimiento de la historia patria".

Cuando Ud. me propuso escribirla, envió a decirme que Ud. consideraba que prestaría un servicio eminente a las generaciones futuras aportando su concurso para que yo la escribiera, y yo acepté, por mi parte, el escribirla, con el único pero elevado propósito de contribuir, siquiera modestamente, a la formación de la conciencia nacional, que todavía no existe pero acepté teniendo cuidado en evitar, como se vé en las clÔusulas primeras y séptima de mi contrato, que nadie pueda erróneamente figurarse que pertenezco a la farÔndula que sigue a Ud. como sigue a todos los potentados de la tierra, tratando de medrar a cambio de lisonjas.

Creo que, en honor a la verdad, si Ud. hubiera podido tener a mano y compulsar el contrato que he celebrado con el Gobierno Dominicano, no se habría expresado en la forma en que lo hizo, atribuyéndome un cargo que no tengo y una obligación que no me corresponde. Creo también que aunque Ud. me haya tratado muy poco, me conoce lo bastante, como me conoce todo el país, para saber que yo no me puedo consentir en verme uncido a ningún carro triunfal. La virtud y la ambición son en principio incompatibles. Los vencedores no tienen entrada franca en mi cristianizado espíritu.

Los que la tienen son los pobres y los humildes. "Los humildes serÔn ensalzados y de los pobres es el reino de los cielos", dice el Evangelio. En cuanto a los grandes triunfadores, éstos pertenecen a la historia: ella se los entrega a la posteridad, y la posteridad ha de juzgarlos. No se puede formar Juicio histórico contemporÔneo sin violar la jurisdicción de ese tribunal misterioso y supremo.

Yo no tengo "una mentalidad erudita". Sólo tengo ideas claras y rectitud de corazón. No he estudiado nunca por la simple curiosidad de saber, sino, conforme a Aristóteles, para ser bueno y obrar bien. En este sentido creo que la lectura de la historia es una suprema lección de moral. Es injustificado el desdén hacia la historia del pasado. No hay pasado obscuro. La obscuridad sólo estÔ en nosotros. Es del pasado de donde viene siempre la luz con que vemos hoy con el espíritu las cosas, sencillamente porque no puede venir del porvenir. El porvenir sería tan obscuro como la muerte, si no fuera porque la luz de lo pasado es tan potente que permite prever ciertos acontecimientos de un futuro próximo. Y la ciencia difícil del mando es la eminencia sobre la cual la historia proyecta con mÔs claridad la luz. Aunque la marcha de la humanidad sea progresiva, el hombre de Estado debe abismarse en la contemplación de lo pasado, porque éste es raíz, tronco y savia de los frutos del presente, sin los cuales éste se marchitaría y se secaría como rama arrancada del Ôrbol.

Antes de elaborar sucesos históricos es indispensable estudiar los sucesos realizados por las generaciones anteriores. Ellos son la experiencia de la vida; ellos suministran las reglas y modelos. Y de modo singular necesita el político el conocimiento del pasado de su pueblo, porque ese pasado es la cantera de los materiales apropiados para la fÔbrica de una obra política verdaderamente nacional.

La índole de un pueblo no puede estudiarse sólo en su generación viviente. En política ninguna solución es fÔcil; ningún error es teórico. Las disposiciones legislativas de un pueblo, aunque sean científicas; son perturbadoras cuando no respondan a sus necesidades, a su situación, opiniones y creencias. Lo que se llama reconstrucción nacional debe hacerse de acuerdo con lo pasado: la reconstrucción contra el pasado es pura ideología; es lo mismo que si para reparar un edificio, se prescindiese de él.

Los mÔs grandes, guiadores de sociedades y de ejércitos han medido sus pasos por la lección de la historia y acuñado sus hazañas en este acerado y finísimo troquel. Los mejores reyes y capitanes de Grecia y Roma y del mundo se criaron y formaron en el regazo de la historia, y aún algunos magistralmente la escribieron. La almohada de Alejandro era la Iliada junto con su espada; César puso al lado de la suya sus admirables Comentarios; y Napoleón, en sus reflexiones sobre la campaña del Magno Macedonio, nos revela su atento y profundo estudio de lo pasado. El rey Alfonso el Sabio, el hombre mÔs culto del siglo XIII, escribió la Historia de España para enseñar al pueblo español sus orígenes; también escribió la del suyo el profeta Moisés, mientras lo guiaba a la tierra prometida; y Mahomet el Conquistador leía y fundaba escuelas mientras combatía. La excelsitud no se improvisa. Las grandes acciones exigen poderoso y cultivado entendimiento, y necesitan ser puestas, antes de ser realizadas con audacia, bajo el signo de la prudencia, virtud suprema del que manda y rige pueblos y que sólo se acendra en la lección atenta de la historia.
La actual generación dominicana es precisamente, en mi pobre concepto, la mÔs desgraciada de cuantas han hollado con su planta el suelo de la isla sagrada de América.

Débese ésto a la Ocupación Americana, que fué escuela de cobardía y envilecimiento, debilidad y corrupción, y cuya acción depresiva y deletérea destruyó la energía del carÔcter, la seriedad de la palabra, la vergüenza en el obrar, dejando, a la hora de la Desocupación, un pueblo muelle, despreocupado y descreído sobre esta tierra de acción y de fé, que fué almÔciga de héroes desde los primeros tiempos del descubrimiento del Nuevo Mundo y que dió a éste, en el siglo XIX, un príncipe de la libertad en Francisco del Rosario SÔnchez. Los poderes públicos deben estimular en nuestra juventud el florecimiento de aquellas energías de que dieron alta prueba Meriño frente a Santana, Luperón frente a España, Emiliano Tejera frente a BÔez, Luis Tejera frente a la tentativa filibustera de 1905, y, frente al desembarco de los norteamericanos en San Pedro de Macorís, Gregorio Urbano Gilbert. Es menester buscar al historiador dominicano que mÔs se asemeje a Tucídides, para que evoque en toda su épica belleza el proceso glorioso de esta república nuestra durante la Anexión y riegue con la corriente y declaración de los sucesos antiguos los modernos, a fin de vigorizar la debilitada cepa del presente.

Mi creencia, cada vez mÔs arraigada, de que el pueblo dominicano no constituye nación, me ha vedado en absoluto ser político militante. No he sido, dentro de los términos de mi país, ni siquiera alcalde pedÔneo. En una serie de artículos publicados en 1899 y reproducidos luego en "A Punto Largo", he escrito lo siguiente: "Gobernar es Amar". "Son, a mi ver, mÔs compulsivos para el político que para el sacerdote los deberes de humanidad, dulzura, piedad y tolerancia, porque lo mÔs grave de la ley es como afirma San Mateo. el juicio, la misericordia y la fé. Para mí la cuestión no es dispensar el bien y el mal como las divinidades antiguas, sino hacer el bien; es no adoptar resoluciones que no estén cimentadas en la rectitud del corazón, es dar al pueblo toda su personalidad enérgica y viril, fortificando diariamente su espíritu en el rudo ejercicio de la libertad, que es el único que produce los caracteres enérgicos que forman las naciones y mantienen independiente al estado de toda dominación extranjera; es proporcionar, no la educación meramente intelectual que sólo sirve para aumentar las filas de los peores auxiliares del poder, sino la que fecundiza, extiende y vivifica la libertad jurídica, hasta el punto de producir la libertad política, que es la verdadera libertad; es poner fuera. de todo alcance los derechos del ciudadano y reducir al mínimum necesario los de los poderes públicos, es finalmente, consagrarse al bien público con perfecto desinterés material e inmaterial, amar la pobreza y practicarla, despreciar el aplauso en absoluto, adoptar sólo los medios que justifiquen la nobleza de los fines y acuñar la paz en las palabras, en las medallas, en los actos y en las almas.

Suplico a Ud. dispensarme por haberle distraído de sus importantes ocupaciones, y espero que Ud. no tendrÔ inconveniente en reconocer, como es de estricta verdad y justicia, que no estoy encargado de escribir la historia del presente, sino la del pasado hasta el 26 de Julio de 1899, y que lo único a que estoy obligado, respecto del presente es a hacer una enumeración de los sucesos históricos a contar de 1899, todo de conformidad a mi contrato con el Gobierno Dominicano, de fecha 18 de julio de 1935; y que es conforme a este criterio que debo continuar escribiendo la Historia de la Isla de Santo Domingo.

Soy de Ud. Honorable Presidente, con sentimientos de la consideración mÔs distinguida.

Calle FernƔndo Arturo LogroƱo
Nació en la ciudad de Santo Domingo, en el año 1891, de profesión abogado.
A la edad de 20 aƱos ya era un orador de renombre, titulado licenciado en derecho y farmacia; periodista y profesor de derecho internacional, publicó en la Universidad de Santo Domingo su primera obra titulada “Compendio DidĆ”ctico de Historia Patria”. Fue editorialista en el periódico “ListĆ­n Diario”.

Durante el régimen del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina, ocupó importantes posiciones en la administración pública: Secretario de Estado de la Presidencia, Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, Secretario de Estado de Interior y Policía, Secretario de Estado de Educación Bellas Artes y Cultos. También fue elegido Senador del Congreso de la República.

FernƔndo Arturo LogroƱo fue considerado un orador con grandes recursos y de una amplia cultura.

Entre las obras que escribió: “Pro-Duarte”, “Centenario de Luperón”, “Simón BolĆ­var”, “DĆ­a del Presidente Trujillo”, ademĆ”s, un sin nĆŗmero de piezas oratorias.
Murió en Santo Domingo, capital de la República Dominicana, después de realizar un gran servicio a su patria, en el año 1949.

Calle Marcos Ruiz
La Marcos Ruiz es una calle eminentemente comercial, las empresas de repuestos de vehƭculos son las mƔs notables, esta calle comienza en la pared del cementerio Nacional del lado de la calle Marƭa Montez.

De Marcos Ruiz no se encuentran datos en las bibliotecas, tampoco las bibliotecas de los Ayuntamientos, especialmente en la del Distrito Nacional.

Lo extraƱo de todo esto es, que ni siquiera la ordenanza se puedo conseguir. Al parecer Marcos Ruiz, es un distinguido personaje desconocido.

Debemos señalar que todo el tiempo de investigación que dedicamos para recopilar datos de la mayorías de los personajes de nuestras calles, muchos de estos fueron difícil de obtener, ya que las instituciones especialmente las culturales y el Ayuntamiento no tienen como dar respuestas a investigaciones de estas naturalezas que buscan llevar al dominio público todo lo relativo a estos extraordinarios dominicanos.

Calle Pedro Livio CedeƱo Herrera
Pedro Livio Cedeño Herrera, ilustre dominicano nacido en la ciudad de Higüey, en el año 1912. A temprano edad se inclina por los estudios militares, así decide ir a estudiar ciencias militares en Estados Unidos de América.

Su educación militar le permite conocimiento de estrategia en combates, sirviendo esto para ingresar a las filas de nuestro Ejército Nacional. Pedro Livio Cedeño participa n el año 1961 en la conspiración que dio al traste con la tiranía de Rafael Leonidas Trujillo Molina; fue un militar integrado a la sociedad, lo que explica su participación en la muerte del dictador, demostrando que en muestra historia militar han existido hombres sensibles a los problemas sociales.
Pedro Livio CedeƱo era hombre que tenia acceso a informaciones, por la cercanƭa que tuvo con la fƩrrea dictadura Trujillista.

Participó directamente en la acción contra Trujillo en el 30 de Mayo del 1961, fue herido en ella y posteriormente detenido en la clĆ­nica Internacional. A seis meses del asesinato del sĆ”trapa, RamfĆ­s Trujillo MartĆ­nez, en franca venganza, asesina al ilustre militar Pedro Livio CedeƱo, el 18 de noviembre del 1961, en la hacienda MarĆ­a “Nigua” junto a los demĆ”s conjurados. Con ello, el hijo del tirano, quiso demostrar que el poder de su padre, seguĆ­a teniendo vigencia, a pesar de la desaparición del dictador, y que Ć©l podĆ­a ser un digno heredero de la tiranĆ­a. Pero el desbordamiento de las masas animadas de un fuerte sentimiento antitrujillista, muy pronto le hicieron salir al exilio, conjuntamente con todos sus familiares del tirano.

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